martes, 5 de mayo de 2020

Idoneidad pública

Muchas veces se habla del llamado 'estado bobo', que viene a ser una explicación de cómo el estado argentino o los distintos gobiernos mal gastan el erario público.

Como sabemos en una sociedad, las personas pagan impuestos, estos van al estado, y el estado hace cosas por el bien común.

Bueno esa es la teoría.

En la práctica es estado termina siendo un elefante blanco enorme, burocrático, lento, ineficaz y que termina pagando a empresas para que hagan muchas de las cosas que debería hacer el propio estado. Y es ahí de donde viene lo de 'estado bobo'.

Y es que hace unos días compraron arroz, aceite y lentejas pagando más de 3 veces el valor de lo que indicaban los "precios cuidados" (si, en Argentina hay que cuidar a los precios).

Pero la explicación era sencilla: en vez de comprar directo al fabricante de los productos alimenticios, le compraron a un intermediario. Esta empresa intermediaria era proveedora del estado en otros rubros, al mismo tiempo que sus socios también tenían otras empresas similares.

Y venderlo a 3 veces su valor tenía una respuesta sencilla: si el estado paga cuando quiere yo cobro lo que quiero.

Eso que paso con el estado nacional también pasó con el estado de la Ciudad de Buenos Aires, comprando barbijos a un precio excesivo que incluso la documentación del propio fabricante indicaba los valores muy por de bajo.

Ahí es donde está la tan llamada idoneidad que se debería tener por parte de los funcionarios públicos, específicamente los políticos.

Ahora bien, ¿que se requiere para tener un cargo político o un cargo técnico? Un amigo.

En serio, basta eso. La idoneidad, los concursos y demás cuestiones no se aplican. Basta alguien que ejerza el padrinazgo (para los no argentinos es algo que en otros países se llama tráfico de influencias), para poder tener un puesto.

Pero ojo, no es que todos los empelados o funcionarios públicos no tengan idoneidad. La realidad es que hay gran parte que si, pero de acá a un tiempo cada vez se ve más la politización e ideologización, generando una coptando organismos públicos con personas designadas a dedo.

Después, claro, las cosas no salen. Porque todo es igual, el que se esfuerza y el que no. El que tiene un CV y el que no. El que sabe y el que no.

Así y todo pasan cosas insólitas como el caso de Ignacio Rodríguez Varela o el caso de Miguel Licht, es que no importa los concursos, los mismos son designados. O incluso se puede burocraticamente indicar que falta el formulario 33 que figura en el libro 2 y por eso no se puede procesar la postulación.

Y ahí tenemos, un estado bobo, que premia el amiguismo y castiga el esfuerzo. Tiene sentido que luego se compren alimentos en pandemia al triple de su valor, y que también se compren barbijos a precios excesivos. Porque por más que sean elementos de primera necesidad en una emergencia. Está en el ADN Argentino, el arreglo, la matufia, en fin la corrupción.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario